Impresión 3D, la tecnología que viene
Las máquinas que imprimen en tres dimensiones pueden transformar el modelo de producción
La vanguardia.es. Tecnología 05/04/2011 - 00:11h
Un ingeniero diseña por ordenador una prótesis de cadera. Utiliza un programa de diseño en tres dimensiones (3D) que le permite ver la pieza desde distintos ángulos y modelarla según las peculiaridades de cada paciente. Cuando acaba, clica el icono de la impresora. Y de la impresora sale... ¿una hoja de papel con la imagen virtual de la prótesis? No exactamente. Lo que sale es la prótesis real, en tres dimensiones, preparada para ser implantada en el paciente.
Para quien no está familiarizado con la impresión en 3D, puede resultar difícil de creer. Pero esta nueva tecnología ya está a punto para aplicarse a gran escala. En la actualidad la utilizan cientos de empresas y tiene aplicaciones que abarcan desde el diseño de calzado hasta el de piezas de aviones, pasando por el sector del automóvil, la arquitectura, el diseño industrial o la joyería. La revista The Economist la definió en febrero como “una nueva tecnología que cambiará el mundo”.
Lo cambiará, según la prestigiosa revista económica, porque hará que sea tan barato producir un artículo único como producir miles, y por lo tanto socavará las economías de escala. Porque permitirá que las impresoras fabriquen muchos de los productos que hoy día requieren cadenas de montaje y mano de obra humana. Porque, por este motivo, cambiará los equilibrios entre los países más ricos y los países que proporcionan mano de obra barata, como China. Porque conllevará una transición de la artesanía manual tradicional hacia una nueva artesanía digital, con lo cual algunas profesiones entrarán en declive y otras emergerán. Porque favorecerá la innovación, ya que hará que sea menos costoso y menos arriesgado crear productos nuevos. Y porque permitirá fabricar objetos que hoy día son imposibles de fabricar.
Una impresora en 3D funciona de modo similar a una impresora convencional. Pero hay dos diferencias importantes. La primera es que no imprime con tinta sino con resinas, metales o algún otro material con que se quiera construir un objeto. El consorcio aeroespacial europeo EADS, por ejemplo, utiliza polvo de titanio para construir algunas piezas de sus aviones. La compañía holandesa Freedom of Creation, especializada en impresión en 3D, recurre a polímeros para construir fundas de iPhone.
La otra gran diferencia es que la bandeja de impresión baja una fracción de milímetro entre capa y capa. Es decir, se imprime una capa, la bandeja baja un nivel, se imprime una segunda capa encima, la bandeja vuelve a bajar, se vuelve a imprimir y al cabo de unas horas se obtiene un objeto con volumen.
“Cualquier cosa que se pueda diseñar con ordenador en 3D se puede imprimir. Los únicos límites son el tamaño de la impresora y la imaginación”, explica Francesc Astort, product manager de Objet España, una de las escasas compañías nacionales que ha entrado en este mercado.
Con imaginación, por ejemplo, la compañía EOS ha imprimido partes de un violín, las ha ensamblado y ha hecho que un concertista lo tocara. También se han imprimido flautas traveseras que –según dicen– suenan bien. Y Astort explica que “he visto imprimir un monopatín, atornillarle los ejes nada más sacarlo de la impresora y empezar a patinar”.
La impresión en 3D empezó a utilizarse hace alrededor de una década para crear prototipos. En el sector del automóvil, por ejemplo, era más barato producir piezas con una impresora, utilizando únicamente el material imprescindible, que tallarlas a partir de bloques de metal y desechar el material sobrante. Hoy día, la impresión en 3D se utiliza no sólo en empresas de diseño de vehículos como Giugiaro o Pininfarina, sino también en empresas de producción a gran escala como Seat.
Otros ejemplos: se crean varios modelos de un mueble, de un pomo de puerta o de un grifo, se imprimen, se evalúan en un departamento de márketing, y se decide cuál de ellos se producirá. “Es más barato que hacerlo con moldes y acorta el tiempo desde el inicio del desarrollo hasta la comercialización”, explica Astort.
Hoy día, la impresión en 3D empieza a utilizarse, además de para crear prototipos, para producir objetos que se comercializarán. También emerge un mercado de productos personalizados como prótesis de cadera, instrumentos de ortodoncia y, según citaba The Economist, hasta zapatillas adaptadas a la forma del pie de deportistas profesionales.
Aunque cualquiera puede diseñar un objeto en 3D con un ordenador personal si dispone del programa adecuado, la tecnología no está a punto para el uso doméstico. Las impresoras en 3D de Hewlett Packard se sitúan actualmente entre 15.000 y 20.000 euros, un precio prohibitivo para la mayoría de hogares. Tampoco hay en estos momentos demanda de impresión en 3D por parte de los usuarios domésticos. Pero, aunque es imposible predecir cómo se extenderá esta nueva tecnología en el futuro, su precio está destinado a bajar a medida que su uso se amplíe.
José Corbella
http://www.lavanguardia.es/tecnologia/20110405/54136537685/impresion-3d-la-tecnologia-que-viene.html