El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma. Aldous Huxley (1894-1963)
Sin duda, en el aspecto más superficial y físico estamos hecho de materia, y desde la materia es desde donde experimentamos la existencia, al menos en esta tercera dimensión. Pero, ¿de que está formada la materia?
Para responder a esta cuestión, debemos ahondar un poco y descubrir que nuestra carne, nuestros huesos y nuestra sangre son mucho más que tejidos biológicamente hablando; y, por supuesto mucho más de lo que podemos comprender en un principio. Y es que la naturaleza del cuerpo físico, por sus características degenerativas como por las regenerativas, es tan compleja como extraordinaria. No alcanzamos a observarlo, pero para ambas causas tanto negativas como positivas, entran una serie de factores mucho más sutiles que la mayoría de las veces podríamos controlar, incluso yo diría que manipular.
Comencemos pues nuestro viaje hacia el interior.
Está ampliamente estudiado que nuestros cuerpos físicos se componen por una sofisticada estructura molecular; ésta, a su vez, se constituye mediante una combinación de átomos. Los neutrones, protones y electrones forman cada uno de esos átomos. Si nos ponemos a escudriñar más a fondo una de estas partículas subatómicas, resulta que encontraremos algo conocido como los Quarks. Éstas partículas interactúan entre sí con las cuatro fuerzas fundamentales con cargas positivas y negativas:
Para responder a esta cuestión, debemos ahondar un poco y descubrir que nuestra carne, nuestros huesos y nuestra sangre son mucho más que tejidos biológicamente hablando; y, por supuesto mucho más de lo que podemos comprender en un principio. Y es que la naturaleza del cuerpo físico, por sus características degenerativas como por las regenerativas, es tan compleja como extraordinaria. No alcanzamos a observarlo, pero para ambas causas tanto negativas como positivas, entran una serie de factores mucho más sutiles que la mayoría de las veces podríamos controlar, incluso yo diría que manipular.
Comencemos pues nuestro viaje hacia el interior.
Está ampliamente estudiado que nuestros cuerpos físicos se componen por una sofisticada estructura molecular; ésta, a su vez, se constituye mediante una combinación de átomos. Los neutrones, protones y electrones forman cada uno de esos átomos. Si nos ponemos a escudriñar más a fondo una de estas partículas subatómicas, resulta que encontraremos algo conocido como los Quarks. Éstas partículas interactúan entre sí con las cuatro fuerzas fundamentales con cargas positivas y negativas:
- Fuerzas nucleares
- Fuerzas electromagnéticas
- Fuerzas débiles
- Fuerzas de gravedad
Esto es una explicación muy por encima de lo que es la materia, pero he aquí donde comienza a ponerse interesante todo esto, porque si viajáramos aún a un nivel inferior encontraríamos que la cosa no se queda ahí. Resulta que todas estas Fuerzas (+)(-) están compuestas por un cúmulo de cuerdas o filamentos que vibran en el espacio-tiempo dentro de una sopa de multitud de dimensiones, y no sólo en las cuatro que conocíamos hasta el momento. Comprenderéis que todo esto es lo bastante complejo como para mantener a los científicos entretenidos por un buen tiempo. Pero volviendo de nuevo a lo nuestro, hay que decir que estas cuerdas o filamentos se desenvuelven en estados vibratorios; y es justo en este punto cuando llegamos de nuevo a mi término favorito: VIBRACIÓN.
Como podéis observar, al final todo se traduce en un Estado Vibratorio. Partiendo de esta base, ¿Qué somos entonces todos los seres vivos? Y digo TODOS. Os contestaré con gusto a esta pregunta: Somos PURA VIBRACIÓN ENERGÉTICA. Llegados a tan importante determinación podemos decir sin equivocarnos lo más mínimo que no sólo la naturaleza cuántica de la materia es vibración, sino que también lo es todo lo demás; es decir, todos los sentimientos que puedan surgir desde nuestro corazón e incluso la actividad mental que se origina en nuestro celebro.
Bien, sabiendo esto, debemos entender que un equilibrio en nuestro sistema inmunológico, en nuestras células y por consiguiente en nuestros órganos que constituyen en definitiva nuestro cuerpo, es realmente imprescindible para un estado saludable del mismo. Igualmente ocurre con nuestro estado psicológico. Nuestros estados de ánimo son vitales en esta cuestión. Si por alguna razón no nos encontramos en nuestro mejor momento mental, la vibración que producimos en todo nuestro organismo es degenerativa, ya que nuestras células necesitan de una indispensable armonía.
Un estado emocional equilibrado es indispensable para conseguir esa armonía de la que estamos hablando. Y esto sólo se consigue manteniéndonos en una frecuencia alta de vibración. No existe una vibración más alta que la que pueda aportar el Amor, en el más amplio concepto de la palabra, incluido el artístico y filosófico. El Miedo, por el contrario, se uniría a unas de las frecuencias más bajas. Aquí es donde llegamos a la unidad de tiempo llamada frecuencia, que es la magnitud que mide el número de repeticiones de un suceso, en nuestro caso, la vibración. La longitud de onda es el concepto que mide la frecuencia de vibración. Para no aburrir demasiado con argumentos científicos os sugiero que le echéis un vistazo a la imagen descriptiva de la figura 1.
Como podéis observar, al final todo se traduce en un Estado Vibratorio. Partiendo de esta base, ¿Qué somos entonces todos los seres vivos? Y digo TODOS. Os contestaré con gusto a esta pregunta: Somos PURA VIBRACIÓN ENERGÉTICA. Llegados a tan importante determinación podemos decir sin equivocarnos lo más mínimo que no sólo la naturaleza cuántica de la materia es vibración, sino que también lo es todo lo demás; es decir, todos los sentimientos que puedan surgir desde nuestro corazón e incluso la actividad mental que se origina en nuestro celebro.
Bien, sabiendo esto, debemos entender que un equilibrio en nuestro sistema inmunológico, en nuestras células y por consiguiente en nuestros órganos que constituyen en definitiva nuestro cuerpo, es realmente imprescindible para un estado saludable del mismo. Igualmente ocurre con nuestro estado psicológico. Nuestros estados de ánimo son vitales en esta cuestión. Si por alguna razón no nos encontramos en nuestro mejor momento mental, la vibración que producimos en todo nuestro organismo es degenerativa, ya que nuestras células necesitan de una indispensable armonía.
Fig. 1 |
Como dije anteriormente, el miedo posee unas de las frecuencias vibratorias más bajas. De hecho es el causante de la mayoría de los trastornos tanto psicológicos como biológicos del organismo. Éste es el culpable mayoritario de que nuestro ser se encuentre desarmonizado, causándonos verdaderos estragos si el estado se prolonga en el tiempo, ya que las células comienzan a degenerase por sí solas, produciendo graves enfermedades, algunas incluso irreversibles. Cuando una determinada célula, pongamos por caso, comienza a sufrir un desajuste de su estado natural debido a una baja frecuencia de su naturaleza cuántica, ésta reacciona en cadena llegando a deteriorar el órgano en cuestión. Una expresión significativa que todos conocemos y que podemos utilizar en esta ocasión sería la siguiente: «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba».
Y es que nuestra mente está condicionada, y en ocasiones manipulada intencionadamente, para que el propio miedo se alimente de sí mismo; es decir, un determinado miedo puede provocar otro miedo diferente, y así sucesivamente en un recorrido infinito (∞) hasta llegar incluso a un episodio de ansiedad que antes desconocíamos. Los facultativos lo llaman la pescadilla que se muerde la cola. Estado que si no logramos controlarlo podrá llegar a transformarse en futuras crisis de ansiedad más prolongadas, que conducirán, con total probabilidad, en auténticas depresiones, con todo lo que ello acarrea para nuestra salud.
El miedo puede presentarse de muchas maneras posibles: por temor a perder a los seres queridos, el trabajo, la pareja, el poder adquisitivo, la salud...; también es provocado por ciertas inseguridades, etc. En definitiva, existen una infinidad de causas que pueden causarnos miedo y con ello un declive en la frecuencia de vibración de todo nuestro sistema cuántico.
Por supuesto, no voy a decir por qué interesa que esto suceda, y tampoco quienes está detrás de todo ello. Sólo añadiré que no es gratuito el daño y sufrimiento que provoca, tampoco es "casual". Igualmente, la información negativa que continuamente bombardea muchos de los medios de comunicación, a veces sin ser conscientes, también el odio que suscita algunas noticias —por cierto, otro sentimiento de muy baja vibración—, contribuye en gran medida a bajar dicha frecuencia entre los usuarios. Creo que a buen entendedor pocas palabras bastan, aunque para ello, en este caso, yo haya utilizado un recurso amplio de ellas para tratar de exponer, superficialmente, este asunto sobre el miedo y todo estado mental que incite en la separación de la longitud de onda en que vibra cuánticamente nuestro Ser: tal es el miedo, el rencor, el odio y todos aquellos sentimientos negativos que existen y que de nosotros depende consumirlos o no.
Ahora queda la gran pregunta: ¿Cómo hacer para combatirlo?
Es relativamente fácil. Aunque a veces es necesario de mucha práctica, siempre se consigue. Sólo existe una pastilla totalmente gratuita y que, lo mejor de todo, tú mism@ puedes fabricar, recetar y administrarte desde tu propio hogar, se llama: AMOR. Bien, tómate una todos los días, después cita a tus miedos en un lugar cómodo, apacible y apartado del caos de la ciudad, a ser posible aprovecha la paz que te ofrece la naturaleza. Allí mira fijamente y con determinación a los ojos de tu miedo —quien quiera que sea éste—, dile con cariño y respeto que ya lo conoces y que también sabes cual es su naturaleza, y que si bien comprendes que él forma parte de ti, de ahora en adelante todo será diferente. Tú serás quien lleves la manija de la vida, y por supuesto quien la domine; desde ya y para el resto de los días.
Si con una sola cita no hace caso a tus sugerencias, no dudes en citarlo cuantas veces sea necesario; tan sólo es cuestión de práctica el que el dragón (miedo) se postre ante tus píes. Es cierto que en ocasiones muestra cierta rebeldía, sobre todo cuando pensabas que ya lo tenías controlado. Bien, para esto, simplemente acércate a él y con amor le acaricias el lomo, ante eso vuelves a tenerlo totalmente entregado a ti.
Esta es una forma que personalmente me funcionó y que comparto con todos vosotros, seguro que existen muchas otras. Cosa que tendréis que experimentar por vuestra cuenta.
Fuente:http://preparemonosparaelcambio.blogspot.com.es/2017/01/el-miedo-consecuencias-y-soluciones.HTML
Gracias Jorge:
Con amor,...IN LAK’ECH – HALA KEN,...UBUNTU,...NAMASTE!!!...
Daniel.
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