La
madurez es esencial para relacionarse con los otros, nos permite que no digamos
cosas que puedan herir al otro y estropear la relación. Asimismo nos hace
responsables de no dañar a lo que nos rodea.
La
madurez nos da la capacidad de ser cuidadosos con los que amamos y con todo lo
que llega a nuestras vidas.
Cuando
asumimos la responsabilidad sobre nosotros y sobre lo que provocamos en los
demás, hacemos la vida más agradable para todos.
Tener
sentido del humor indica nuestro grado de madurez pues nos permite tomar
distancia sobre las cosas y hacer la vida más llevadera.
Tenemos
que tratar de potenciar nuestras virtudes y controlar nuestros defectos.
Para
ser felices necesitamos que aquellos con los que nos relacionamos también lo sean;
esa es nuestra tarea en el mundo. Involucrarse en y con el mundo es convertirse
en ser humano.
Cargar
de sentido a la vida nos permite seguir viviendo. Si estás vacío tratas de
llenarla con adicciones, deseos, consumo o aferrándote a una relación como
bastón de tu vida, creando una dependencia y haciendo que cuando te falte no
puedas ya caminar solo.
Solemos
comportarnos con nuestras parejas como juzgadores estrictos y tratamos de
imponer nuestros criterios; cuando, si realmente amáramos, podríamos sentarnos
como adultos y hablar o simplemente aceptar lo que es sin intentar cambiarlo.
Convivir con una persona es un reto a nuestro crecimiento personal.
Una
pareja madura puede superar las crisis y aprender a sacar enseñanzas de ellas.
(Escrito
inspirado en la lectura de
la contra de la vanguardia del 25-07-13.)
Con amor, namaste, Daniel.